Suspiros
Echar raíces no está bien. Mejor echemos suspiros, todos iguales y camaleónicos, que parezcan vagidos sobre nuestras letras, signos de una intermitente nueva vida, sonrisas de viento, nepente, icor, ambrosía, néctar, un volantín en la cama; y no nos plantemos, eso conduce al palacio de la soledad, al acto de estrellarte contra tu reflejo. Vamos por los suspiros de colores, colgados en el horizonte por nuestros ojos, suspiros de chocolate, de crepúsculo o de medianoche, como gustes, como desees con tal de vivir otra vez.
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